Escrito por Sergi Alex Compañon
Ona Carbonell, sí. Esa nadadora de sincronizada que nos ha dado tantas alegrías a los españoles y a las españolas en forma de medallas de plata. Tras resistírsele por fin se alza con el oro, aunque en otra disciplina. Sus platos, o más bien dicho, sus joyas gastronómicas, en el duelo final contra Paz Vega hicieron que todos los espectadores nos relamiéramos los labios y, aunque fuese la una y pico de la madrugada, nos entrara un hambre salvaje.
Como plato principal presentó una flor de endibia con ancas de rana fritas, la plasmación perfecta de la combinación de su profesión, la natación sincronizada, con la del dibujo de un mandala indio. El entrante, un consomé de verduras tibias, y el postre, “el deshielo del Himalaya”, culminaron un menú gourmet de estrella Michelin impropio de una amateur que, como ella dice “hace solo tres meses no sabía ni hacer un huevo frito”. El menú, basado en su hábitat acuático, sorprendió a Pepe, Samantha y Jordi y dejó boquiabierto a Ferran Adrià, el invitado estrella de la noche.
Paz Vega poco pudo hacer ante una Ona que desplegó todo su minucioso y milimetrado repertorio. La sevillana intentó evocar el espíritu de la canción de los Del Río “Sevilla tiene un color especial” con platos que le recordaban a su tierra, pero no fue suficiente para convencer al jurado.
Mario Vaquerizo y Antonia Dell’Atte, los otros protagonistas de la noche
Pero la gala no se resumió únicamente en el vibrante duelo final. Las casi tres horas y media de programa nos dejaron momentos de risas, de llantos, de emoción… y de show, mucho show. Antonia Dell’Atte, la número 1 del espectáculo, no dejó indiferente a nadie, como de costumbre, cuando protagonizó uno de los momentos más emblemáticos de la gala con sus italianizados “espera, espera” al chef Eneko Atxa. La glamurosa y repeinada modelo, que sostuvo con creces una gala más su impecable tupé, no tuvo el día en su “intento” de réplica del cocinado de Atxa. El demoníaco ritmo que imprimía el chef vizcaíno usando exóticas técnicas culinarias con 97 sobres de diferentes tipos de polvos acabó por irritar tanto a Dell’Atte como a Mario Vaquerizo. La pareja de Alaska nos hizo reír cuando, hasta el gorro de tantos sobres de polvos, dejó una de sus histriónicas frases para la historia: “los polvos están sobrevalorados”.
‘MasterChef’ vuelve a sorprender y volverá con su edición Junior
La final de la tercera edición de Masterchef Celebrity no defraudó. Una vez más, el talent show logró estar a la altura de las expectativas de lo que se espera de una final y lideró por undécimo domingo consecutivo el prime time de la televisión estatal.
Masterchef volvió a deleitar a sus fieles espectadores. Ona Carbonell tomó el relevo de Saúl Craviotto, curiosamente ambos medallistas olímpicos, en la que ha sido, para mí, la mejor edición Celebrity del prestigioso programa culinario. Veremos cómo vuelve el programa en diciembre con la edición de los niños y si nos vuelve a sorprender una vez más. Eso sí, si no es mucho pedir… Que no termine el programa a la una y media de la madrugada.
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